Los barrios de Santa Rosa, Plana Lledó y Can Borrell se conectan a través del "Parque de los colores". Este parque permite hacer todas las actividades y actos culturales además de, a pesar de la singularidad del espacio, permitir los usos habituales de un parque cualquiera.
Una parte de la gracia y del arte de este espacio es debido a los pavimentos que son de diferentes medidas, colores y tipos. Los bancos son de formas onduladas, como las montañas de Montserrat, que se ven en días claros desde Mollet.
Las bases de los bancos son de hormigón y todas tienen diferentes formas: un cocodrilo, un dragón, un pez, un perro...
El agua es otro elemento fundamental del parque. Hay chorros de agua pulverizada en unas fuentes de azulejos azules que refrescan al que pasa o al que se sienta en los bancos de al lado. Además, si se mira a través del agua, la luz provoca un arco iris que nunca deja de ser sorprendente y precioso.
Entre los chorros de agua, destaca uno que tiene pintadas encima de las baldosas azules unas letras: Enric Miralles, el autor de este parque.
Otro elemento destacable del parque es la iluminación. El parque está lleno de farolas en forma de pequeños troncos de madera hechos como las vigas de la vía del tren. Se proyectaron como rosas pero algunos los llaman silbidos.
Las otras farolas, las alargadas que salen de la copa de la palmera, invitan a llegar a la rambla de la Unión, en la confluencia con la gran rambla que nos lleva al centro de la ciudad y la atraviesa hasta el otro lado. Unas farolas patentadas por Philips con el nombre de Modelo Mollet, que tienen un proyector en uno de los lados del tubo de plástico y producen la sensación de luz al resto del tubo, con un mínimo consumo.
Celia Liébana
No hay comentarios:
Publicar un comentario